Sus aficiones gramaticales y sus inquietudes humanísticas lo llevaron a entregarse a fondo al conocimiento de la lengua castellana, y cuando encontró insuficientes los horizontes de su tierra, se trasladó a París (1882) en busca de fuentes y ambiente adecuados para su noble propósito; allí permaneció hasta su muerte el ilustre erudito colombiano.
Lo que representan la Gramática castellana de Antonio de Nebrija de cara a América y la Gramática de la lengua castellana de Andrés Bello de cara a España necesitaba una estructuración y un afianzamiento que evitaran la dispersión del idioma en lenguas diversificadas a tenor de gustos e influencias regionales, y a ello se aplicó devotamente Rufino José Cuervo. En dicha trayectoria, son fundamentales sus Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, su Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana y sus Notas a la Gramática de Bello.
Algunos de estos trabajos fueron compilados con otros de gran interés en 1950 por Rafael Torres Quintero con el título Disquisiciones sobre filología castellana. Cuervo trabajó con Venancio G. Manrique en un intento frustrado de enciclopedia, y con Miguel Antonio Caro en una Gramática Latina que la Academia Española de la Lengua elogió como la mejor que se había publicado en castellano hasta 1891.
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cuervo.htm
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